Lecciones Publicitarias

Siempre hay algo para aprender. En parte, de eso se trata este trayecto llamado life. Y nos tocó vivir en la era de la imagen y el mensaje subliminal. Sublimemos entonces...

EL LUGAR DEL HUMO

Hay una pieza publicitaria referida a una marca de cigarrillos, que nos muestra un personaje cuyos mejores momentos de su vida estuvieron asociados y/o acompañados por las plcenteras pitadas de su faso preferido. Viajes por lugares paradisíacos, novias espectaculares, todos lindos y prechochos. La ansiedad lleva al personaje a que sus mejores momentos siempre serán los proximos, nunca el que se está viviendo. Eso lleva -y siguiendo siempre el mensaje subliminal- a que consuma su "Coronado" para que lo corone el éxito. Y como el éxito nunca llega, traga y traga humo como un condenado.... condenado al foso. Si mi amigo, corone su vida con sus pulmones hechos guasca
"Tu mejor coronado puede ser el próximo"... y lo vas a fumar en el paraiso... si es que el Taba te deja..!

PRIMARIAS INTENCIONES

Existe otra publicidad referente al impuesto de primaria, o sesa, pagar un impuesto para que los escolares tengan útiles y sean útiles en el dia de mañana. La publicidad obliga laicamente a los señores propietarios a recordar el legado vareliano. Para ello se han colocado en las paradas de ómnibus, carteles con un dibujo que tiene dos imágenes reafirmadas por dos textos. En la parte superior dice: "Para comerse el mundo...", y sigue a estas líneas la figura de un mouse, el popular ratoncito de la computadora. Luego continúa la otra línes de texto: "primero..." (imaginese lector el concepto: hay que poner el óvulo). O sea que a los niños de hoy sin sublimacion ninguna y de forma contundente y directa se les sugiere que le pisen la cabeza con o sin ratón a otro semejante. Que compitan, eso si primero para ello tienen que morfar. Tener la pancita llena. "Como, luego existo". Estímulos -mouse en mano y zanahoria en el buche- para conquistar el mundo. Todo ello gracias al sencillo importe de un impuestito. De otros valores mucho más nutrientes, ni hablar. La publicidad no se dedica a ello. No es su tema. No da réditos. Preparemos niños competitivos para lanzarlos al mercado de la desocupación, para que liberen sus batallas y que quede el más fuerte (¿o más débil?). Con el hambre que hay, al mundo no le van a quedar ni los polos. Eso sí, el ratoncito mecánico salvará a los niños... siempre y cuando tengan para la olla. Gracias a la Publicidad

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