Se afirma que la entrada en vigencia de la reforma tributaria y la sensación de que la economía comienza a mostrar sus puntos flacos, explican buena parte de esta caída en los niveles de aprobación. Sin duda que es así. Pero hay más. Hay algo que se siente en la calle, en la gente que en muchos casos votó a la coalición "progresista" pero que ahora vocea: "no los voto más". No son blancos o colorados que dicen "yo no los voté", sino gente de izquierda que siente burladas sus esperanzas.
Poco antes de las elecciones de 2004 escucharon a Vázquez candidato, decir cosas del siguiente tenor: "…queremos poner la economía al servicio del ser humano, dejando atrás el economicismo que concibe a las personas como meros agentes económicos…" O bien: "Proteger a la gente, generar el marco adecuado para su realización personal y colectiva, es tarea del gobierno". También lo que sigue: "No estamos pues, prometiendo una quimera, estamos planteando una posibilidad concreta para contemplar los aspectos más inmediatos para que muchos compatriotas hagan realidad su inalienable derecho a vivir dignamente."
Palabras que alimentaron en mucha gente la esperanza de que sus sueños se concretarían. Luego vino la cruda realidad que entre otras cosas incluyó los aumentos de precios, los nuevos impuestos, las denuncias de que existen casos de corrupción y la negativa oficial a aumentar sueldos de sectores que creían que legítimamente les correspondían las mejoras y que la izquierda se las iba a otorgar.
Desengaño, decepción, asombro. Tres elementos claves para la caída señalada más arriba.
Publicado en el diario "El País" el 25/09/07
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