Yo no los voté

Publicado en El País Digital del 22.10.2007 - Sección Editorial

Gonzalo Aguirre Ramírez

Estaba en el supermercado, un rato antes de escribir este artículo. Llegué a las cajas, lugar donde se verifica que la inflación goza de buena salud, y allí, como suele sucederme, me abordó una buena señora que sueña con abreviar estos días, meses y años de desgobierno.

-¿Cómo hacemos para llegar al 2010?, fue su pregunta.

-Señora, dos años pasan rápido. Cuando queramos acordar, ya no estarán en el gobierno. Otros países, no hace mucho tiempo, estuvieron ocupados por ejércitos extranjeros (Francia) o soportaron guerras terribles (Inglaterra y Rusia). No nos quejemos.

Olvidé decirle que mucho de eso conocieron nuestros gloriosos antepasados, cuando Montevideo estuvo doce años en poder de un ejército portugués, transformado en brasileño por la mitad del camino, entre enero de 1817 y el 1° de mayo de 1829. Están frescos aún los años de la dictadura, que también fueron casi doce, y un feliz día concluyeron.

Es que, como enseñaba Martín Fierro, "no hay mal que dure cien años". Sobre todo, si uno lucha por abreviarlo.

Entre tanto, cabe recordar aquello de que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Hitler, Bush y Kirchner no se encaramaron en el poder a sangre y fuego. No lo asaltaron. Con el agravante de que a Bush lo votaron dos veces y al matasiete argentino lo premiarán el próximo domingo ungiendo presidenta a su consorte. El mismo perro con otro collar... y polleras (caídas en desuso).

No maldigan, pues, los compatriotas que votaron a esta gente incompetente. Ni lo hagamos quienes no supimos convencer de que no lo hicieran, a aquellos que iban a cometer tan malhadado error. De todos fue la culpa, en mayor o menor grado. Muchos pecaron por acción y otros por omisión. ¡Si hasta hubo abombados que sufragaron por este presidente pescador, de dos o tres domicilios e infatigable para el descanso, para que se demostrara que no eran aptos para gobernar!

Lo que está ocurriendo es, más o menos, lo que pensé y anuncié que iba a pasar, en este espacio y no pocas veces, en el 2003 y el 2004. Washington Beltrán lo vaticinó en inolvidable editorial, en vísperas del balotaje de noviembre del 99.

No se precisaba tener dotes de augur ni ser especialmente zahorí para formular dicho pronóstico.

¿O se esperaba sensatez y prudencia de quienes siempre fueron insensatos e imprudentes? ¿Se aguardaban ideas luminosas de quienes siempre las tuvieron harto confusas? ¿Se creyeron que los veteranos tirabombas se iban a transforma, por arte de birlibirloque, en lúcidos estadistas?

Más inteligencia y sagacidad acredita la Academia sueca, en cuya lista de espera para el premio Nobel de la Paz no figura don José Mujica Cordano, ciudadano uruguayo que, cuando le enrostran alguna verdad y pierde la paciencia -lo que suele ocurrirle con frecuencia - hace alarde infantil (o de viejo "remolé") de tener nueve balas en el cuerpo. Lo que suena a patraña inverosímil.

Lo peor no es que no tuvieran claro lo que iban a hacer cuando llegaran al gobierno, como sí lo tenía Luis Alberto Lacalle antes de ceñirse la banda presidencial, un 1° de marzo de 1990. Lo peor es que a veces se acuerdan de sus promesas electorales y quieren embarcar al país en su deplorable "Sistema Nacional de Salud" o nos obsequian el impuesto a la renta. Con el agravante de que no es a la renta sino a los sueldos y jubilaciones.

Yo no los voté. ¿Ud. puede decir lo mismo?

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