Otra vez ha sido ocupada una fábrica. Esta vez se trata de colchones Divino y por ahora no se ha visto que el grupo Geo haya acudido a desalojar a los ocupantes. Lo cual sí ocurrió en Antel, cuando los guardahílos que quieren de cualquier manera, pasar a engrosar el privilegiado número de los empleados públicos, intentaron nuevamente copar el lobby del edificio.
El caso Divino pone en evidencia la parcialidad del gobierno, ya que cuando se trata de una flagrante violación al derecho de propiedad de empresarios privados, no solo hace la vista gorda, sino que ha contribuido a estimular las ocupaciones al catalogarlas como una extensión del derecho de huelga. En cambio, es muy diferente su actitud cuando la medida complica a jerarcas del gobierno.
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